lunes, 20 de julio de 2015

"Euros con sabor español" Carteras 2012 - Madrid - Melilla.

- MADRID 



La Comunidad de Madrid es una comunidad autónoma de España situada en el centro de la península ibérica y, dentro de esta, en el centro de la Meseta Central. Limita con las provincias de Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ávila y Segovia. La Comunidad de Madrid es uniprovincial, por lo que no existe Diputación. Su capital, Madrid, es también la capital de España. Su población es de 6.448.270 habitantes (INE 2013), la cual se concentra en el área metropolitana. Esta comunidad, que forma parte de la región histórica de Castilla (reconocida además como castellana oficialmente en sus estatutos de autonomía), posee una posición central en la red de medios de transportes de EspañaAsimismo, cuenta con un rico patrimonio artístico y natural, con tres bienes Patrimonio de la Humanidad: el Monasterio y Sitio de El Escorial, la Universidad y casco histórico de Alcalá de Henares, y finalmente, el Paisaje cultural de Aranjuez.

La comunidad autónoma tiene una superficie de 8.021,80 km². Sus límites describen un triángulo equilátero aproximado, en el que su base está en la linde con la provincia de Toledo, al sur, y su vértice superior en el puerto de Somosierra, al norte. El término municipal de Aranjuez rompe esta forma triangular, a modo de apéndice que se adentra en la provincia de Toledo. Fuera de ese triángulo, rodeada por las provincias de Ávila y Segovia, se encuentra la Dehesa de la Cepeda, que pertenece al municipio madrileño de Santa María de la Alameda. La región está situada en el centro de la Meseta Central, en la parte septentrional de la Submeseta Sur, entre el Sistema Central (al norte y noroeste) y el río Tajo (al sur y sureste). Limita al norte y al oeste con Castilla y León (provincias de Segovia y Ávila) y al este y al sur con Castilla-La Mancha (provincias de Toledo, Guadalajara y Cuenca). Pico de La Maliciosa (2.227 m), uno de los más importantes de la región. La comunidad de Madrid tiene una altitud que varía entre los 430 msnm en el último tramo del Río Alberche en término municipal de Villa del Prado y los 2.428 metros en el pico de Peñalara. El relieve de la Comunidad de Madrid está definido por dos grandes unidades: la sierra y la llanura del río Tajo.


La conformación de la actual comunidad autónoma vino precedida de un intenso debate político, en el contexto preautonómico de finales de los años 1970. En un principio, se planteó la posibilidad de que la provincia formara parte de la comunidad de Castilla-La Mancha, si bien con un estatuto especial, dadas sus especiales condiciones al albergar la capitalidad del Estado. En el año 1981, se resolvió finalmente su desvinculación de esta región, heredera de la antigua Castilla la Nueva, a la que Madrid pertenecía desde el siglo XIX; y, en 1983, se constituyó la actual comunidad autónoma, aun así, conservando su castellanidad como rasgo esencial, reconocida de manera oficial en sus estatutos de autonomía. La Villa de Madrid fue elegida entonces capital de la comunidad, si bien han surgido diferentes iniciativas para que otras ciudades alberguen la capitalidad. Es el caso de Alcalá de Henares, que presentó oficialmente su candidatura en los primeros años 1980 y, más recientemente, de Getafe, que en 2006 anunció su aspiración de arrebatarle el título de capital a la Villa de Madrid.

Los dos castillos representan la vinculación de Madrid con las dos Castillas y su posición en medio de ellas. Las siete estrellas están tomadas del escudo de la ciudad de Madrid y hacen referencia a la constelación de la Osa Mayor. Primera unidad de relieve. Los castillos de oro sobre gules del escudo escogen, recogen también, el más característico símbolo castellano. Las dos comunidades limítrofes los lucen como emblemas. El hecho de estar pareados simboliza la pretensión de la Comunidad de Madrid de ser lazo entre las dos Castillas, fundiendo el símbolo fundamental de una y otra, al tiempo que viene a proyectar su propia complexión extensiva hasta los límites precisos de las cinco provincias que la abrazan: Toledo, Guadalajara y Cuenca, pertenecientes a Castilla-La Mancha; Segovia y Ávila, integrantes de Castilla-León. La Diputación provincial, órgano de gobierno de la región previo a la creación de la Comunidad de Madrid dispuso de un escudo cuartelado, típico de las Diputaciones provinciales, cuyos cuarteles se constituían de los blasones de los municipios capitales de los partidos judiciales en los que las provincias se dividen. La provincia de Madrid tuvo dos escudos de este tipo, el primero, otorgado en 1872, se componía de los escudos municipales de Alcalá de Henares, Navalcarnero, San Lorenzo de El Escorial, Colmenar Viejo, Chinchón, San Martín de Valdeiglesias, Getafe, Torrelaguna y el antiguo escudo de Madrid. Tras el reajuste de partidos judiciales a mediados del siglo XX, el escudo pasó a componerse de cuarteles con los escudos de Alcalá de Henares, Navalcarnero, San Lorenzo de El Escorial, Colmenar Viejo, Aranjuez y el escudo simple y actual de Madrid. Este escudo estuvo vigente hasta el fin de la Diputación provincial, en 1983.


En los últimos años el sector turístico está experimentando diversos cambios. El turismo rural es la alternativa perfecta a las opciones turísticas que la ciudad nos ofrece: el contacto directo con el medio natural, la belleza paisajística de sus parajes, el clima de relajación o la amplitud de recursos. En los más de 8.000 km2 de territorio regional se encuentran multitud de paisajes naturales y rurales que integran en muchos casos elementos o conjuntos patrimoniales muy destacados. La visita y el contacto directo con castillos, parques naturales, ermitas, pantanos, sendas, puentes, iglesias o cañadas ofrecen variantes turísticas casi ilimitadas y aúnan el disfrute con el aprendizaje de las formas de vida y mentalidad de las personas que habitaron o habitan en estos lugares. Existen destinos y escapadas para invitar a los madrileños y turistas a disfrutar de los Reales Sitios y Villas, visitar los conjuntos históricos, monumentales y artísticos que rodean la capital, conocer los yacimientos arqueológicos, reservas, parajes y espacios naturales. Recorrer distintas rutas turísticas y sendas, disfrutar de la gastronomía y los vinos de los pueblos de la región, conocer su arte, sus fiestas, su ocio y su cultura, con la posibilidad de practicar deportes y actividades al aire libre. Pueblos y municipios de la región idóneos para realizar una excursión, una escapada de fin de semana o disfrutar de unas pequeñas vacaciones. ¡Sal y quédate en Madrid !

La gastronomía de Madrid posee las tradiciones culinarias propias de la población inicial cuando Felipe II creó la capital, y posteriormente de los pueblos de su propia provincia que fueron aportando sus viandas a la cocina propia de la ciudad de Madrid. Es frecuente comprobar cómo el olor típico de la cocina madrileña es el de la fritura en aceite vegetal: los churros, los calamares a la romana, la tortilla de patatas, los bocadillos de calamares servidos en los bares, las patatas bravas, los chopitos, etcétera. los bares y restaurantes despiden este olor por las calles a casi cualquier hora del día. Muchos de los platos que poseen la denominación «a la madrileña» son originarios de las tascas y tabernas madrileñas. Algunos de los platos y costumbres culinarias más tradicionales tienen su origen en la emigración de poblaciones procedentes de diversas partes de España, que tuvo su existencia a comienzos de siglo XX. Los platos principales más populares en los bares y tascas madrileños suelen proceder de otras regiones españolas, adoptando en Madrid un carácter propio: Cocido madrileño: estofado de verduras y carne muy popular, que aparece frecuentemente en el menú de los martes en los restaurantes de la capital. Contiene garbanzos, carne (generalmente de vacuno), hortalizas y embutidos. Suele servirse en tres vuelcos o platos: primero una sopa hecha con el caldo; luego las legumbres y las hortalizas; y por último las carnes y los embutidos. Callos a la madrileña: una variante de los callos, probablemente introducida por los emigrantes asturianos llegados a la capital durante el siglo XIX. Se elaboran con tripas de vacuno o cordero, pata y morro de vaca, chorizo, morcilla, pimentón y otros aliños. Sopas de ajo: según algunos autores es el tercer plato madrileño. Su receta existe en verso y fue musicada en 1829 por José María Casares. Besugo a la madrileña: plato muy tradicional elaborado con besugo al horno. Es típico de la culinaria navideña. Judías a lo tío Lucas: plato contundente de judías remojadas y cocidas en aceite de oliva y ajo. Ensalada San Isidro: se trata de una ensalada con hojas de lechuga, aceitunas negras, huevo duro cortado en rebanadas y atún en lata.

Vinos de Madrid es una denominación de origen (D.O.) establecida en 1990 y con sede en Madrid (España). Certifica que éstos vinos han sido elaborados en la región de la Comunidad de Madrid y que han pasado los controles de calidad oportunos. El consejo encargado para establecer y vigilar estos controles de calidad es el Consejo Regulador de la Denominación de Origen "Vinos de Madrid". Asimismo, este Consejo es el encargado de la promoción de la calidad de estos vinos. Tres son las subzonas vitivinícolas amparadas a la Denominación de Origen "Vinos de Madrid"; la subzona "Arganda del Rey", la subzona "Navalcarnero" y la subzona "San Martín de Valdeiglesias". En total son más de 7.461,61 hectáreas de viñedo pertenecientes a 54 municipios del sur de la Comunidad de Madrid, siendo la subzona de "Arganda del Rey", situada en el sureste madrileño, la que más municipios comprende y la de mayor producción. La mayoría de la producción se centra en tintos jóvenes y rosados (subzona de Navalcarnero) y blancos, alguno de estos excelente para crianza (especialmente los de la subzona de Arganda). Existen, no obstante, tintos de Crianza, algún espumoso y los característicos sobre-madre


- MELILLA


Melilla (en lenguas bereberes: Mřič, Mritch) es una ciudad autónoma española, situada en el norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, en el cabo de Tres Forcas. Es parte de la región del Rif y limítrofe con Marruecos, concretamente con las comunas de Farjana (al norte y el oeste) y Beni Ansar (al sur), ambas pertenecientes a la provincia de Nador. También está incluida en la zona geográfica natural de Guelaya. La ciudad y sus territorios se extienden sobre 12,5 km2 de superficie en la parte oriental del cabo de Tres Forcas. Alberga una población de 84.509 y presenta diversas particularidades fruto de su posición geográfica e historia, tanto en la composición de su población y sus actividades económicas, como en su cultura (fruto de la ejemplar convivencia de cristianos, musulmanes, judíos e hindúes). Dispone de una fortaleza construida entre los siglos XVI y XVIII, con almacenes, aljibes fosos, baluartes, fuertes, cuevas, minas, capillas, una de ellas la única obra religiosa gótica de África y hospitales, que es la más completa de esta orilla del Mediterráneo, aparte de los fuertes exteriores, neo-medievales construido a finales del siglo XIX. El patrimonio arquitectónico de Melilla está considerado, junto con el de Barcelona y por encima del de Madrid y Valencia, como uno de los mejores exponentes del estilo modernista español de principios del siglo XX

Se sitúa al noroeste del continente africano, junto al mar de Alborán y frente a las costas de Granada y Almería. Se encuentra dispuesta en un amplio semicírculo en torno a la playa y el puerto, en la cara oriental de la península de cabo de Tres Forcas, a los pies del monte Gurugú y en la desembocadura del río de Oro, a 1 metro de altitud sobre el nivel del mar. El núcleo urbano originario era una fortaleza construida sobre un montículo peninsular de unos 30 metros de altura. De clima mediterráneo, templado y húmedo, con vientos de poniente y levante, también ocasionalmente viento del Sáhara. Temperatura media anual 19 °C. Los inviernos son suaves en torno a los 12,8 °C en enero, siendo los veranos muy cálidos con una media en el mes de agosto de 25,2 °C. Las lluvias más intensas se concentran en los meses de invierno y primavera, mientras que el verano es una estación seca, registrándose 234 mm anuales de media. Las horas de sol anuales son muy elevadas, unas 2.500 horas.

El nombre original de la ciudad de Melilla en la época romana era Rusadir. El nombre de Melilla tiene una etimología incierta. Probablemente tenga origen bereber. El vocablo utilizado por los rifeños autóctonos de la zona es Mritch que viene de la raíz etimológica tamazight "Tamlilt" que significa literalmente "La Blanca", haciendo referencia a la piedra caliza de color blanco sobre la que se asienta Melilla. Es muy probable que la arabización del Rif asumiera este nombre "Tamlilt" y lo convirtiera en "Mliliat" cambiando la fórmula femenina del tamazight de la "t" inicial y final por la "ta marbuta" árabe ("t" final gráfica no fonética que hace que la palabra termine en un sonido "a"). Una vez que los castellanoparlantes llegaron a "Mlilia" es probable que cambiaran la arabización por un fonema más castellano como lo es la "ll", terminando por vocalizar la unión consonántica "ml" con una "e" de apoyo (inexistente en el árabe también) con el fin de "desarabizar" el nombre de la ciudad que ya era española. El resultado final de este proceso sería "Melilla". Otra teoría, es que el nombre de Melilla proviene de Mellitus, ya que en la época del Imperio Romano, la zona donde se sitúa la ciudad, era rica en miel y trabajaban la apicultura. Reflejo de ésto es que aparecen plasmadas en monedas de la época, abejas impresas en una de las caras de éstas.


El uso del escudo de Melilla, consistente en las armas de la casa de Medina Sidonia, fue concedido por Real Decreto de Alfonso XIII el 11 de marzo de 1913, y refrendado por el Presidente del Consejo de Ministros, Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones. El escudo se basa en las armas del Ducado de Medina-Sidonia ya que Juan Alonso Pérez de Guzmán, tercer duque de Medina-Sidonia, estuvo al frente de la expedición que conquistó la ciudad. El blasón que define al escudo de la ciudad de Melilla es el siguiente: Tiene Corona Ducal que señorea Guzmán el Bueno en actitud de lanza un puñal desde el castillo de Tarifa. Lo sostienen las columnas del estrecho de Hércules, con la inscripción "Non Plus Ultra". Incluye, asimismo, armas sobre campo de azur, dos calderas jaqueladas en oro y gules, gringoladas de siete serpientes en sinople, puestas al palo, bordadura de las Armas Reales de Castilla y León, de nueve piezas de gules, con castillos de oro, alternadas, con nueve piezas de plata con leones de gules. También lleva divisa en su parte superior, detrás del castillo de Tarifa, una cinta alada con la leyenda "Praefere Patriam Liberis Parentem Decet" (Conviene anteponer la Patria a la familia), y al pie del Escudo, pero fuera de él, un dragón en sinople.




Existe una ciudad que reúne todo el misterio de África y la historia de España: una pequeña gran ciudad con nombre propio que abre sus puertas al descubrimiento y la diversión. La ciudad de Melilla es la ventana desde la que se miran dos continentes. Un enclave en el Norte de África desde hace más de 500 años, bañada por el mar Mediterráneo, en la que los viajeros a los que les gusta el sabor de lo inédito encuentran unas vacaciones llenas de exotismo, de variedad cultural y de actividades al aire libre. Desde el encanto de las murallas centenarias de su Ciudadela, hasta la explosión colorista de su arquitectura modernista con más de 900 edificios modernistas y "art decó", Melilla ofrece a sus visitantes un sinfín de matices para que recorran sus calles. La presencia del mar y los sabores de las cuatro culturas se muestran en una exquisita gastronomía y en la variedad de las costumbres y expresiones artísticas de la ciudad. Pocas personas conocen la cantidad de atractivos que invitan a conocer la ciudad de Melilla. Desde auténticos tesoros que muestran todo el esplendor de una ciudad que vivió la historia como nexo de unión de dos continentes, hasta las playas de arena fina que unen Melilla con el mar Mediterráneo. Uno de los mayores atractivos de Melilla, y sin duda el que más invita a su descubrimiento, es el carácter de sus gentes. Aquí conviven diferentes comunidades (cristianos, musulmanes, hebreos o hindúes) manteniendo sus distintas identidades culturales, que llenan la ciudad de Melilla de sorprendentes contrastes y enriquecen los paisajes y las calles de la ciudad.


En esta ciudad autónoma del norte de África conviven desde hace siglos las cuatro religiones más importantes del mundo. La presencia de Cristianos, Judíos, Musulmanes e Hindúes conforma una gastronomía pródiga en matices que enriquecen las excelentes materias primas (especialmente marisco) con las que cuenta la zona. Las diferentes gastronomías que habitan en la zona llegan a su esplendor en las fiestas que celebra cada religión. Hispanos y mediterráneos son el Caldero de Pescado, que lleva rape, gallineta, rubio y gambas, la Cazuela de Rape a la Rusadir, y el Pastel de Pescados entre los que nunca faltan el rape, la aguja, gambas y cigalas. No podemos obviar tampoco el Choco con Garbanzos, ligero cocido pesquero. La cocina Bereber nos ofrece los Pinchos Morunos de Cordero, el típico Cuscús, que mezcla la carne de cordero troceada con hortalizas y especias; y los intensos Fideos al Corinto. Las Samosas hindúes son pequeñas y deliciosas empanadillas de forma triangular rellenas de una pasta hecha con patatas, guisantes, cebolla, cilantro, comino y zumo de limón. Las verduras al estilo Patiala, o la Raita de frutas y pepino son también importantes abanderados de la gastronomía hindú. El pescado cocho de origen hebreo, es un plato sabrosísimo elaborado con pescados de carnes recias (mero, rape, corvina) que se cortan en dados. También es hebrea la Tortilla de Colores y la suculenta Carne Encebollada. Existe un guiso llamado "De Las Cuatro Comunidades", elaborado con galletas hebreas, pimientos y zanahorias marroquíes, especies hindúes y lengua de ternera. Además de ser muy gustoso es un emblema de la convivencia de estas culturas. El tapeo es otro de los signos característicos de los melillenses, que gustan de tomar una cerveza o un vino acompañado por frituras del sobresaliente pescado recogido en el estrecho.






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